300 g de harina 00 + la necesaria para estirar la masa
120 g de agua
1 huevo grande
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
1 cucharadita de sal
1 nuez de mantequilla
440 g de patatas
320 g de judías verdes
Para 4 personas
Tamizamos la harina sobre una tabla de amasar, añadimos la sal y hacemos un hueco en el centro. Rompemos el huevo, añadimos el aceite y empezamos a mezclar con un tenedor. Incorporamos el agua poco a poco y amasamos con las manos. Cuando la mezcla esté lisa y elástica, formamos una bola, la envolvemos en papel film y la dejamos reposar 40 minutos.
Pelamos las patatas y las cortamos en trozos pequeños. Las cocemos junto con las judías verdes en agua hirviendo con sal durante unos 10 minutos o hasta que ambos ingredientes estén tiernos pero firmes. Escurrimos y dejamos enfriar por completo.
Continuamos con la preparación de la masa para la pasta: la dividimos en 4 partes y extendemos cada porción con un rodillo (si utilizas una máquina para extender la masa, ajusta el grosor al mínimo). Tienes que obtener unas láminas de pasta muy finas, como si fueran un pañuelo de seda.
Con una cortador de masa, cortamos la masa en rectángulos de unos 10 cm de lado y disponemos los mandilli en una bandeja enharinada.
Ponemos una olla de agua a hervir. Cuando hierva el agua, añadimos la sal y una cucharada de aceite que ayudará a que los mandilli no se peguen, y los cocinamos dos minutos desde que suban a la superficie.
Vertemos el pesto genovés en un bol y lo diluimos con dos cucharadas del agua de cocción de los mandilli.
Escurrimos los mandilli y los vertemos en el bol con el pesto. Incorporamos también las patatas y las judías verdes. Mezclamos suavemente, repartimos en 4 platos y, antes de servir, completamos con unas hojas de albahaca fresca.